jueves, 10 de septiembre de 2009

"Los Rius" crecen












Los Rius son pacientes míos; educados, guapos y divertidos. La "renacuaja" es un torbellino basta sólo con verle la cara y el "pájaro" con el número 9 es un 10. Puedo asegurar que de tal palo tal astilla y cómo no que vengan los cuatro, padres e hijos es un respiro para mí. Un balón de oxígeno en medio del desgaste de tanto hablar y repetir lo mismo muchas tardes. Llegan ellos y parece iluminarse el despacho; todo es alegría. Les pongo vacunas con mi método secreto de anestesiar el lugar del pinchazo por vibración previa y no se dan ni cuenta de lo que he hecho. La mamá es guapa y simpática a rabiar, cosa que se agradece, y si lo digo aquí es porque su esposo "con clase" estaba delante y por tanto sabe que digo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. ¡Ah!, además les encantan los relojes y, en parte, soy culpable de que el papá recibiera de su esposa un relojito "de nada" aconsejada por mí: un Eberhard y Co. "Los Rius" y yo es el paradigma de la relación familia - pediatra. Con un estilo a lo Javier Cercas en Anatomía de un instante, ellos confían en mí (o ellos siente que confían en mí) y yo confío en ellos (o yo siento que confío en ellos).

La foto muestra lo que es la vida. Ellos ya salieron fotografiados hace un año y un servidor también. Ellos están creciendo y pronto brillarán en el firmamento; yo, voy hacia el ocaso y mi luz se apaga. Hecho fehaciente es mi testa cada vez más semejante a una bola de billar. ¿Me hago un trasplante de pelo como Il Cavaliere Berlusconi? Si ustedes me lo aconsejan me iré a un Instituto Svensson ya que la primera visita es gratuita a ver que solución me proponen.

1 comentario:

Eulalia Sacristán dijo...

Ni se le ocurra hacerse un trasplante de pelo, que así está muy guapo. Uff Berlusconi, qué pereza de hombre. Sólo verlo me da un asquito. Nada, nada, déjese la frente despejada.