jueves, 1 de mayo de 2008

Josef Fritzl; o "el mundo es lo que veo"

Vale la pena leer la segunda acepción de la RAE sobre la palabra ”morbo”- descrita en una entrada anterior. La noticia del "monstruo austríaco", con lo increíble y terrible que pueda parecer, no es más que ”un hombre ha mordido a un perro”. El ser humano tiene genes buenos y malos, hay personas sanas y enfermas, locos y cuerdos. Los que tienen un familiar, un padre, un hijo con un trastorno mental saben que llegan a corroer las vidas de los que le rodean.

No hay en ninguna especie animal que sea tan ”animal” como el hombre. Nos rasgamos las vestiduras por 1 caso -calificado como excepcional- en más 300 millones de habitantes de Europa. Ríos de tinta, programas de debate en TV, portadas escandalosas. En resumen, aumento de ventas de diarios, revistas y de ‘’shares” televisivos. Más negocio y más dinero ¿Cuántas situaciones están ocurriendo tan o más terribles que esa y por política son intocables- supragobiernos que manejan el mundo- o por la lejanía somos insensibles?

Lo que más me ha sorprendido de la noticia no es lo ocurrido sino que haya pasado tan desapercibido para todo su entorno. ¿Somos autistas con nuestros vecinos?

Y una útima reflexión: ¿han pensado el impacto de esta noticia en sus hijos? Procuren hablar de ello para reducir su angustia. El mirar televisión es uno de los pasatiempos más importantes y de mayor influencia en la vida de niños y adolescentes. Los niños miran la televisión durante un promedio de 22 a 25 horas semanales de TV. En los preescolares esa cifra llega a un promedio de 54 horas por semana, lo que significa de 7 a 8 horas diarias. Cuando llegan a los estudios superiores habrán pasado más tiempo mirando televisión que en clase. Mientras la televisión puede entretener, informar y acompañar a los niños, también puede influenciarlos de manera indeseable.

“El mundo es lo que veo “.

El niño piensa que todo lo que se ve es lo que existe, no piensa en aquello que no se ve ya que no existe. Esta distorsión es brutal para el conocimiento de la realidad. La información de la omnipresente TV supera con creces su capacidad de discernir entre lo habitual y lo excepcional. El niño recibe su primera impronta educacional en imágenes provenientes del televisor, registra y absorbe indiscriminadamente todo lo que ve sin cultura crítica. Los padres han de "acompañarle" en el camino de distinguir lo que está bien de lo que está mal. Si no es así se convertirá en un adulto empobrecido, que no lee, "sordo al saber trasmitido por la cultura escrita". Su única fuente de información y "formación" serán casi exclusivamente audiovisuales sin tiempo para la reflexión.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con los años y estudios prospectivos, se verá si existe alguna relación real o es una casualidad.
Yo de momento, aunque el 30% es muy llamativo, me quedo con la casualidad.
Saluti.

Anónimo dijo...

I'm sorry. El comentario anterior era para el artículo leucemia/guardería.