Perfecto de salud, nuestro personaje arranca su coche e inicia un viaje hacia Madrid. Lo ha hecho muchas veces. Entrevistas y relaciones comerciales. Nada nuevo. Antes de iniciar su regreso a Barcelona siente un poco de malestar pero quiere llegar a casa lo antes posible. En pocas horas su cuerpo se llena de mútiples "granos" que le pican muchísimo. Es de noche y está tan incómodo que decide parar en una ciudad para dormir y descansar. Entra en un hotel y el recepcionista palidece al verle: "No, señor. No tenemos habitaciones". A trancas y barrancas va a otro y el coserje casi cae fulminado del susto: "No, señor. No tenemos habitaciones". Al salir se ve en un espejo; tiene un aspecto horrible con la cara como un monstruo lleno de lesiones y granos. Se auto diagnostica rápidamente: ¡Parece la varicela, a mi edad!. Da miedo verle. Inteligentemente decide hacer algo para poder dormir. Se dirige a un hotel de 5 estrellas Gran Lujo, con las solapas de su abrigo subidas hasta media cara como un auténtico policía secreto. Antes de que el recepcionista hable le espeta: "No se asuste, tengo una reacción alérgica al haber tomado ostras, necesito descansar. Déme la llave, no hace falta que me acompañen".
Duermevela por picores y por la mañana, pasa de largo ante las viandas de bufete pantagruélico, se coloca solo en un "corner" mirando a los demás cómo desayunan y disfrutan como camellos en el lujoso comedor. Un café y a la calle. Coge el coche y enfila la autopista con su mirada clavada en el horizonte y su mente pensando en meterse en la cama que le espera en Barcelona.
De golpe: rrrrfffffpuf, el coche se para. Echando pestes intenta arrancar de nuevo. Que no, "le dice" el coche. Rápidamente, diagnostica el mal: se ha quedado sin gasolina. Llamada a la grúa. Espera con picores. Insiste al "gruero" en la alergia a las ostras -no cuela- así que el viaje lo hace dentro de su coche mientras que el otro conduce el camión.
Llegada a casa. Quince días en la cama. Al fin el monstruo pudo descansar...
Esta historia es la de un papá muy divertido que vino a la consulta hace tres días con su hijo. La primera vez que me la contó me tronchaba de risa. El otro día volvimos a repasar este episodio y decidí pasarlo a la posteridad. ¿Ustedes ya han pasado la varicela? ¿no? Si usted es paciente mío y no la ha pasado, le puedo vacunar en la consulta.
Duermevela por picores y por la mañana, pasa de largo ante las viandas de bufete pantagruélico, se coloca solo en un "corner" mirando a los demás cómo desayunan y disfrutan como camellos en el lujoso comedor. Un café y a la calle. Coge el coche y enfila la autopista con su mirada clavada en el horizonte y su mente pensando en meterse en la cama que le espera en Barcelona.
De golpe: rrrrfffffpuf, el coche se para. Echando pestes intenta arrancar de nuevo. Que no, "le dice" el coche. Rápidamente, diagnostica el mal: se ha quedado sin gasolina. Llamada a la grúa. Espera con picores. Insiste al "gruero" en la alergia a las ostras -no cuela- así que el viaje lo hace dentro de su coche mientras que el otro conduce el camión.
Llegada a casa. Quince días en la cama. Al fin el monstruo pudo descansar...
Esta historia es la de un papá muy divertido que vino a la consulta hace tres días con su hijo. La primera vez que me la contó me tronchaba de risa. El otro día volvimos a repasar este episodio y decidí pasarlo a la posteridad. ¿Ustedes ya han pasado la varicela? ¿no? Si usted es paciente mío y no la ha pasado, le puedo vacunar en la consulta.
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