miércoles, 20 de febrero de 2008

Para qué estamos los hombres en casa, y mi escúter...

Ayer, saliendo del hospital con mi añosa scooter Honda Bali que me aguanta hasta lo indecible, tuve un accidente de tráfico. Al girar en una esquina, un coche que desaparcaba de forma rápida me cerró el paso. Antes de empotrarme contra él, en una fracción de segundo, decidí tirarme con la moto de lado. Como por arte de magia apareció mucha gente dispuesta a ayudarme. El hecho de haber trabajado durante años en urgencias y cuidados intensivos pediátricos me hizo reaccionar rápidamente. Dije a los que me rodeaban "¡no me toquen!", pero les pedí que me quitaran la moto de encima; me dolía todo pero podía mover manos y pies, y afortunadamente no tenía nada roto. Me ayudaron a levantar mi cuerpo serrano culibajo, paticorto y de barriguita cervecera que decidió subirse otra vez a la sufrida macchina sportiva. La manga de mi chaqueta estaba hecha trizas -todavía hay rebajas- y mi codo y pierna derechos maltrechos. Cuando terminé de trabajar en la consulta, me fui a casa a dormir, aunque me costó lo mío.

No sé si les he contado lo que me decía mi suegro, persona sabia y prudente, al que quería mucho. Una vez me sentenció: "Yo en esta casa estoy y mando para las cosas importantes; pero nunca pasa nada". Unos años después de casarme con su hija yo quería moverme en moto porque circular por Barcelona era y es terrorífico. Mi esposa se plantó: "La moto o yo". Me acordé de las palabras de mi suegro y me dije: esto es importante. Mi respuesta fue peliculera de serial mejicano: "La moto". Bendita decisión, me quedé con mi esposa y con la moto.

Ya no he vuelto a tomar más decisiones. No ha vuelto a ocurrir nada importante.

¡Ah!, me olvidaba de la foto. Los hombres, especialmente algún lector pardillo, sólo se habrán fijado en el pandero de la moza. Malvados, esa foto es para mostrar una infracción: la pasajera no lleva casco.

3 comentarios:

h dijo...

Me alegra saber que el accidente quedó en un susto - aunque seguro que moratones y dolor durante unos días-.

Deberías hacer caso a tu mujer... ¡Cuidado con la moto!.

Cristina dijo...

Y después del porrazo ¿se volvió a subir a la moto? ¿No ha cogido miedo? (me pregunto qué le habrá dicho su mujer; no le habrá hecho ni pizca de gracia). A mí las motos me asustan. En Barcelona, no sé, pero aquí en Madrid los motoristas se atreven a sortear los coches de una forma muy despreocupada. Voy con mucho cuidado, pero se le aparecen a una tan de sopetón!!

Anónimo dijo...

¡Cuánto me alegro doctor de que haya salido ileso del accidente! Aunque no se yo, pues visto cómo adorna su post de hoy me hace sospechar que el golpe quizás tuvo algun tipo de repercusión en la región límbica de su cerebro, ya sabe, el área primitiva y reptiliana que controla los instintos básicos, caso del estímulo erótico. Me he dicho, ¡ya está, mi doctor se ha jodido el hipocampo o la rama ascendente de la hipófisis! Y seguido a esto, pensé: Hoy nos adelanta la portada de su próximo Pediatrics. Pero compruebo que no es así, que nos mete por los ojos la chorva encachetada para decirnos que está cometiendo una infracción. ¿Acaso teme que mañana vayamos a salir de casa así ataviados? No me veo montando en moto en gallumbos. Por otro lado, aunque la moza no lleve casco, si que está equipada con dos buenos airbags traseros. Lo uno por lo otro.
Y una cosita más: usted le cólo la moto a su parienta, ¿pero no nos cuenta qué le ha colado ella? ¿Tal vez una linda mascotita?

Fray Dulento