Pues sí. La Telefónica me ha cortado el suministro de comunicaciones y he pasado la Navidad y San Esteban aislado, pero cómodo (ninguna llamada). Por un "error" que no me había ocurrido nunca y ni siquiera estaba enterado ¡zas! incomunicado. Ayer cogí mi scooter añosa y vine al hospital a escribir un poco. Hoy, con noche cerrada, luna brillante y un frío pelón he recordado con cariño a Sir Joseph Ignatius, médico, compañero de fatigas de este hospital y hombre entero donde los haya. Además le adornan unas cualidades literarias, musicales y estéticas inmensas. Yo diría que es un médico humanista-de los pocos que quedan. Sir Joseph Ignatius que en coña me llama "Pitagorín" y "Kalikatres sapientísimo" está fuera de combate porque es de este mundo... y se ha puesto enfermito, le han operado y ha ocurrido un poco lo que suele pasar con los médicos que van al quirófano; operarse es como poner la mantequilla en la tostada y la tostada se cae del lado de la mantequilla. Gracias a Dios está en casa sano y salvo; ha pasado las Navidades con los suyos. Ahora, de momento, no podremos discutir en donde hemos comido las mejores "migas", plato que nos enloquece. Sé que soy un "miserable" y estos días he hecho mis transgresiones dietéticas mientras el debe andar con sopitas. Lo siento por él; ya se invertirán las circunstancias.
Creo que mañana tendré resuelto el problema con Telefónica. ¡Dios mío, es el día de los Inocentes! ¿Me instalarán un telégrafo para que me comunique en Morse?
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