Lo habitual es que las revisiones de los niños se hagan acompañados de la madre, abuela/os, madre- abuela/os. Debo reconocer que muchos padres intentan venir a la visita acompañando a la mamá pero, por diversos motivos, su presencia en mi consulta es más bien ocasional. A veces acuden los dos y en algonos casos disparan las divergencias subterráneas en forma de “torpedo a la línea de flotación”. La mamá comenta todos los avatares que le ocurren a su hij@ : no come, no para de toser, no obedece, no duerme……”. El papá quiere suavizar los posibles síntomas alarmantes diciendo: “Hombre, yo creo que no está tan malo no hay oara tanto”. La mamá dirige una mirada fulminante a su marido y con voz imperativa exclama: “¡Tú calla que nunca estas en casa!” . Y, naturalmente, el marido calla.
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