El fraude científico existe y aunque no conocemos su frecuencia, se sospecha que es muy superior a la que se detecta. Soy corrector y lector de muchas revistas , cada vez más, intento ser muy prudente ante las novedades y los avances. El comentario editorial de esta revista es muy explícito y razona cuáles pueden ser las causas. Una de ellas es la necesidad de publicar y hacerse notar en los medios científicos para obtener el reconocimiento de los demás o para conseguir subvenciones, becas o, simplemente dinero.
El fraude tiene muchas definiciones y tipologías. En este caso me gusta la siguiente: Engaño que se hace a uno para procurarse una ventaja en detrimento de él. Aproximadamente el 2% de los científicos admiten haber modificado datos en sus estudios.
No se asusten por lo que he escrito. El fraude sólo se da en los humanos; no en los animales. El lo que a mí respecta insisto en que cada vez soy más prudente con las noticias médicas y, como siempre les repito, no intento ser el primero pero tampoco el último.
Para estar al día del mundo científico me fío y sigo en Twitter a: TapasDeCiencia.
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