Existe una palabra en hebreo que no tiene equivalente en ninguna otra lengua. Se trata del término “hore shakul” (הורה שכול) que hace referencia al padre o madre que ha perdido un hijo. El origen de la palabra es bíblico, aparece en el capítulo 18, versículo 21 del libro de Jeremías. Es curioso que ninguna otra lengua se haya atrevido a darle un nombre al padre de hijo fallecido, sí, en cambio, hablamos de huérfanos o viudos para otras situaciones familiares relacionadas con la muerte.
Empleando el traductor de Google el término equivale a la expresión "los padres desconsolados". Una web esta dedicada a padres de hijos fallecidos. Yo también, como otros muchos miembros de mi amplia familia, me encontré en esta situación pero, al contrario de lo que hacen muchos padres, no alargué la siituación del duelo.También soy de los que creo que el duelo no es eterno. Intenté y, lo conseguí, aplicar la máxima de un físico alemán cuando se trasladó a EEUU: "Cuando lo creas todo perdido, no olvides que aún te queda el futuro, tu cerebro, tu voluntad y dos manos para cambiar tu destino."
5 comentarios:
Una abraçada molt gran. Hi ha moments i situacions en que les paraules sobren.
No quiero ni imaginármelo. He entrado en el blog que recomiendas y he tenido que dejar de leer. No puedo soportarlo. Y no creo que me pudiera recuperar de eso. Besos primo.
Con el tiempo el dolor se hace llevadero y, increíblemente, uno vuelve incluso a ser feliz, pero al hijo perdido no se le olvida nunca y en momentos como éste vuelven a asomar las lágrimas.
Yo también perdí a un hijo, pero solo había vivido seis días... Supongo que la intensidad y la duración del duelo guarda alguna proporción con el tiempo que compartimos con él.
Mis padres perdieron un hijo, y yo un hermano. El tiempo hace vivir el dolor de forma diferente pero nos acompanya siempre, aunque no hablemos de ello, aunque queramos seguir adelante. A mi me cambio como persona, afecto lo mas profundo de mi ser.
Estoy de acuerdo contigo. Hay que buscar una salida que nos lleve de nuevo a la luz para no morir con ellos.
Es algo que le debemos a nuestros hijos.
Un abrazo!
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