miércoles, 14 de enero de 2009

Jefe, le sobran piezas...

Les comenté lo ufano que estaba con mi váter "atómico" pero héte aquí que al ir a inaugurarlo no funcionaba. Me leí las instrucciones de cabo a rabo, cambié las pilas, arrodilléme para ver si todo estaba conectado. Todo parecía estar en orden hasta que el responsable de montarlo me dijo por teléfono: "han sobrado unas piezas y se las he dejado en la caja" ¿que han sobrado piezas? "sí ,sí se las he dejado ahí no me he atrevido a tirarlas..." Casi me da un síncope; es como si te dieran un coche y te regalaran "las piezas que sobran".

No lo podía creer pero así era. El técnico había decidido que sobraban piezas... sabía más que los fabricantes alemanes de mi "atómico" váter. He escrito a Alemania a ver si se puede arreglar o por lo menos puedo hacer mis necesidades sin peligro de que salte un muelle y me dé en los mismísimos.... Esta es una lección para España entera y ¡olé!. Hemos de ser buenos profesionales y dejar de ser chapuceros como "Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio". El que haga su trabajo, todos son dignos, que lo haga bien.


A propósito de esta frase lapidaria les voy a explicar un hecho que me enseñó mucho. Un verano, como había suspendido muchas asignaturas, mis padres me pusieron a trabajar de "aprendiz de mecánico" en un pequeño taller de coches. Una vez el encargado, viendo cómo estaba intentando sacar los tornillos de una rueda y no podía, me espetó una frase que nunca olvidaré: "cada trabajo necesita su herramienta correcta si empleas otra estropearás la herramienta y lo que estás intentando arreglar".

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