
Cuando son más mayores, ya no temen al Dr. Santi. Vienen contentos a la consulta, entre otras razones, porque, mal está el decirlo, tengo una consulta "atómica" que está invadida de juguetes. Hace poco visite a un niño saleroso, divertido, locuaz con un verbo que daría sopas con honda a ZP y Rajoy en los mejores momentos de sus aburridas acusaciones del debate (ahora que todos los diarios puntúan, yo hubiera puesto un 0-0). Le tenía que vacunar así que monté toda la parafernalia de la "magia potagia". Ni corto ni perezoso, se arremangó y me dijo: "No te preocupes, ya me puedes echar la vacunilla". Soberbio.
Me olvidaba, la caricatura es obra de Paco Guzmán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario