Este verano he hecho pocas vacaciones. Dos semanas. Una, de la que voy a hablar, ha transcurrido en un apacible y minúsculo pueblo de Castilla y León. Es tan pequeño que haber, no hay nada. No hay tiendas, quioscos, panaderías, farmacia, colmados... Sólo gente anciana y los hijos de esta que quieren mejorarlo. Hay un bar en un hostal donde cocinan unos "huevos estrellados" que están para morirse. Mi colesterol se habrá disparado hasta el infinito, pero tardaré un tiempo en hacerme un análisis de sangre. No les daré el nombre de ese pequeño rincón, no sea que me lo invadan. Les envío una foto con la capilla románica y una columna, de las mejor conservadas de España, llamada "picota". La picota fue instituida por Alfonso X el Sabio para castigar a los que realizaban pequeños delitos. Estos eran atados a la columna y, durante los días de mercado, estaban expuestos a la vergüenza pública. He escrito una carta al director de La Vanguardia en la que solicito su recuperación para el escarmiento de los gamberros incívicos, pero no me la han publicado.
A mi regreso de las vacaciones he leído con interés y comprensión el debate suscitado por mi entrada En defensa de las madres que optan por la lactancia artificial. La verdad es que estoy muy contento por las respuestas; unas razonadas; otras extremistas y algunas que apoyan mi postura. En algunas de ellas se intuye claramente que los padres me pondrían en la picota si pudieran. Yo creo que el que quiso entender bien lo ha expuesto maravillosamente. Otros o no comprenden mi postura o creo, sinceramente, que son algo extremistas. Pero en fin, el blog está ahí. Todos pueden opinar libremente y yo no veto ningún comentario.
De una tacada he hablado de mis vacaciones, de la picota y lo he enlazado con la lactancia artificial. Quería reiniciar este blog el primero de septiembre pero un padre me ha dicho con gran tino: si tardo mucho los pacientes pediátricos se convertirán en geriátricos. Y tendría razón.
A mi regreso de las vacaciones he leído con interés y comprensión el debate suscitado por mi entrada En defensa de las madres que optan por la lactancia artificial. La verdad es que estoy muy contento por las respuestas; unas razonadas; otras extremistas y algunas que apoyan mi postura. En algunas de ellas se intuye claramente que los padres me pondrían en la picota si pudieran. Yo creo que el que quiso entender bien lo ha expuesto maravillosamente. Otros o no comprenden mi postura o creo, sinceramente, que son algo extremistas. Pero en fin, el blog está ahí. Todos pueden opinar libremente y yo no veto ningún comentario.
De una tacada he hablado de mis vacaciones, de la picota y lo he enlazado con la lactancia artificial. Quería reiniciar este blog el primero de septiembre pero un padre me ha dicho con gran tino: si tardo mucho los pacientes pediátricos se convertirán en geriátricos. Y tendría razón.
4 comentarios:
Me ha alegrado mucho ver que el blog vuelve a estar activo. Bienvenido! (yo soy de las que suscribo letra por letra su articulo sobre las madres que optan por la lactancia artificial)
Lo mismo digo! Bienvenido!(se me ha hecho un poco larga su ausencia!)
Querido doctor,
me alegro que haya retomado las riendas de su compromiso "webero", pero tengo que recrinarle que, por favor, no se tome al pie de la letra los comentarios de otros/sus blogueros. Sólo mi seudónimo ya le da pistas: ¿soy un hombre? ¿una mujer? ¿una bella mujer? ¿una bella mujer admiradora de su blog? ¿¿una bella mujer admiradora de su blog y del que lo mantiene? ¿O un hombre prendado de lo mismo? Quizás sea un niño travieso con déficit atencional con hiperactividad al que se le ha acabado su dosis de Ritalina y que ha decidido vengarse de su galeno; o una defensora de la leche en bote... Piense y... no acertará. Esta es la magia de internet.
En cualquier caso, no era mi intención inquietarle y devolverle a sus reflexiones de un geriatra curtido, perdón, pediatra. Como dijo insistentemente un ex presidente a otro ahora ex presidente: ¡Váyase, señor Tornel! Por supuesto, de vacaciones. Un afectuoso saludo.
Bienvenido! Ya le echabamos de menos.
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