Estoy en la consulta del hospital y un niño de 4 años, acompañado de sus padres, acude para saber los resultados de una ecografía y unos análisis de sangre. En la sala de espera tenemos, para distraer a los niños, a unos magníficos "magos" que los entretienen con globos hinchables con los que hacen verdaderas maravillas. A nuestro pequeño paciente le dan una espada preciosa. Los llamo por el altavoz para hacer la visita y de pronto se abre la puerta. Aparece la espada blandida por el niño que exclama con voz poderosa: "¡Hoy sólo he venido a hablar!!!"
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