En 1975, se acuñó el término "síndrome del niño torpe" para describir a los niños de inteligencia normal, pero, por alguna razón aún no identificada, tenían dificultades en la coordinación de los movimientos que interferían sobre su calidad de vida y su rendimiento escolar. Actualmente, su nombre se ha sustituido "Trastorno de la Coordinación del Desarrollo" (DCD) o dispraxia. Este trastorno, a pesar se ser muy frecuente, pasa casi siempre desapercibido. Aproximadamente un 6 % de los niños tienen importantes problemas de coordinación - casi tan frecuente como el TDAH. El "torpe" más famoso actualmente es el protagonista de la saga “Harry Potter”.
Que un niño muestre torpeza no debe ser motivo de preocupación a menos que esta interfiera de forma visible en su desarrollo, en sus tareas y en su día a día. En niños pequeños, hay que estar alerta si no es capaz de subirse a los sitios, subir escaleras correctamente (alternando los pies), chutar un balón, correr con normalidad, tropieza a menudo, no coge bien los objetos o dibuja con dificultad figuras simples (circulo, cruz)
A partir de los cuatro años debe hacernos dudar si:
- En general, tiene que repetir muchas veces una habilidad manual para que aprenda a ejecutarla
- No mantiene el equilibrio sobre un solo pie (al menos 5 segundos)
- No trepa bien o con demasiado miedo por columpios o parques
- No recorta correctamente formas sencillas dibujadas sobre papel
- Le cuesta o no es capaz de atarse los cordones de los zapatos o abrocharse los botones de las prendas
- Tiene problemas al cortar la carne con los cubiertos
- Coge incorrectamente el lápiz y su escritura es ilegible
- Pronuncia frases cortas y, a menudo, difíciles de comprender.
- Se le caen objetos de las manos o del pupitre constantemente.
- Suele perder artículos personales o material escolar.
- No lanza bien hacia adelante una pelota, ni la caza al vuelo si se la lanzan a él. Vean un vídeo de un niño que coordina bien y otro que no pasa la prueba de la pelota de tenis
Es importante tratar el problema para ayudarle a llegar a ser adulto ya que la torpeza no suele mejorar ni empeorar con el paso del tiempo. En resumen, la dispraxia es un trastorno que no tiene nada que ver con la inteligencia y un niño que la padece puede ser perfectamente normal aunque tenga tiene problemas motores o de coordinación. Como en todo, hay un amplio abanico de "torpeza" y yo me encuentro entre los bastante patosos.
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