Este trastorno, que eleva el riesgo de enfermedad cardiovascular, se define por la presencia de un conjunto de tres o más factores de riesgo: obesidad, perímetro de cintura aumentado, resistencia a la insulina e hipertensión, entre otros. Es previsible que más de 10.000 niños europeos padezcan diabetes tipo II. En la actualidad, más de 900.000 niños europeos tienen cifras de colesterol elevadas, 520.000 padecen hipertensión y 90.000, resistencia a la insulina, un trastorno previo a la diabetes. Por lo tanto, los niños con un IMC y una medida de cintura con valores que exceden los criterios establecidos tienen más riesgo de presentar el síndrome metabólico en la edad adulta. Calcule su IMC.
¿Cuál es la forma correcta de medir el perímetro abdominal en lactantes y en niños (bipedestación si es posible o en decúbito supino)? Todavía no hay un acuerdo entre los médicos sobre si es útil hacerlo para valorar la obesidad infantil ni de que cómo usar la cinta métrica. Unos prefieren que en niños mayores de 4 años y en adultos se haga de pie localizando primero la cresta ilíaca superior derecha y luego rodear el cuerpo sin comprimirlo al final de una espiración. Otros, en niños y adolescentes (de 5 a 16 años) la medición se hace igual pero a partir del punto medio entre la décima costilla y la cresta ilíaca.
Como siempre, la prevención es lo más importante. Adjunto algunas recomendaciones para evitarlo. Sin duda, la holganza es una compañera y desencadenante del síndrome metabólico. Yo soy muy austero, pero la templanza no es lo mío en el yantar.
1 comentario:
Querido doctor,
atendiendo a su silueta, jamás pensaría que usted se abandonase a los menús pantagruélicos. Personalmente no puedo presumir de tener una cintura de avispa; todo lo contrario, tengo fotos en las que me abrazan mis seres queridos y parezco el tronco de uno de los troncos de los gigantescos árboles que crecen en el Parque Sequoia.
Ahora hablando en serio, el síndrome X amenaza con tornarse en una epidemia paralela a la de obesidad. Creo que el médico de Stanford que lo describió, en 1988, jamás pensó en la trascendencia que tendría su hallazgo.
Un abrazo, doctor, si la longitud de mis brazos me permiten rodearle.
Fray Dulento.
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