
Yo les propongo una solución infalible, la única desventaja es que es más efectiva cuanto más pequeño es el niño. Como siempre se ha de marcar primero la norma y se hará haciendo los siguientes pasos:
- Al niño se de dice que se le comprará una hucha para las chuches. Así, las podrá guardar en cualquier lugar a la vista pero no accesible.
- Se va una tienda y se le compra un bote o copa vidrio transparente para que las pueda ver.
- Al ir de compras con los papás, si le dan una chuche, exclamar: ¡Qué bien ya tenemos otra para la hucha!. Todas las chuches, caramelos o porquerías de azúcar que recoja se guardan y al llegar a casa se ponen en la hucha.
- Durante la semana no se puede tomar ninguna chuche. Los padres tampoco vamos cada día a la pastelería cada día ¿verdad?.
- Los fines de semana y festivos puede escoger un par o tres de la hucha para después de comer o cenar. Y, ¡hasta la semana siguiente!
¿Sirve para algo toda esta parafernalia. Pues sí. Por un lado enseñamos al niño que para obtener una cosa, en muchas ocasiones, hace falta esperar hasta el momento oportuno. Por otro, los padres se evitan conflictos al ir de tiendas: la norma es guardar para la hucha. Por narices, se guarda hasta llegar a casa.
Otro beneficio añadido a esta técnica es la oportunidad de tener “ases en la recámara” para casos especiales. En ocasiones difíciles se pueden dar extra como privilegio por una buena conducta o calmar una situación dolorosa.
En fin, la enseñanza principal es que un niño/a no ha de comer fuera de horas. Si se toma un par de caramelos antes de las comidas perderá el hambre (no comerá o no cenará).
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