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viernes, 27 de julio de 2007

El falso cansancio de los adultos. "Necesito unas vacaciones........"

¿Realmente estamos tan cansados que necesitamos unas vacaciones? Es un fenómeno curioso. La gente solo empieza a estar cansada y lo manifiesta de forma ostentosa: "Ya me queda poco... no puedo más". Antes nadie lo comenta. Como dije una vez, durante los fines de semana me gusta "hacer el perro": tumbado a la bartola, que me echen de comer y me lleven a dar algún paseíto, ver las carreras por la tele y leer mis revistas de relojes. Sin embargo, muchos fines de semana no puedo llevar esta maravillosa "vida canina", porque tengo que trabajar o escribir.

Afortunadamente ya no tengo hijos en casa: ¡Nos hemos emancipado! Tenemos la suerte de poder ir a salto de mata. Yo no tengo "segunda residencia". Prefiero ir a un hotelito que esté bien y hacer pequeñas excursiones y ¡que nos lo hagan todo! Para muchas mamás ir de vacaciones no es más que trasladar su ajetreo diario a otro lugar.

Esta fatiga "prevacacional" reaparece de forma penosa al volver a trabajar.

1 comentario:

  1. Qué me va a contar! Hace unas semanas volvimos de pasar tan sólo una semana en la playa y aterricé más que muerta en casa! Irse de vacaciones con dos críos de 8 y 10 años es un no parar. Primero, llegas al apartamento alquilado: límpialo a fondo y organiza todo todito para que más o menos sea un lugar acogedor. Haz la megacompra en el súper, mientras tu marido está en la playa con los niños, claro. Bájales los bocatas y las bebidas. Ocúpate además de las necesidades del perro, etc. etc. etc Y hasta que por fin bajas a la playa han pasado dos días y medio… Y no me enrollo más, porque la lista es infinita (en resumen, es como hacer una mudanza comprimida “de ida y vuelta en seis días” a un lugar desconocido). Qué quiere que le diga: Preferiría quedarme en casa, donde tengo todo organizado sistemáticamente, y encuentro bastantes ratitos libres para “hacer de perro”: bajo a la piscina y me leo un buen libro al sol (es mi “kit-kat”). Eso sí los niños han disfrutado mucho en la playa y mi marido ha descansado de verdad. Y eso lo compensa todo, ¿no cree? Así que al fin y al cabo, no me importa recargar las pilas para las próximas “vacaciones”.

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